O de como conté, a su manera (tú, lo contaste en "El otro lado del sexo") lo que sucedió en ese gran teatro del otro mundo, cuando visité un castillo donde las mujeres retorcían, ménades libertinas a sueldo, a hombres vestidos de Judy Garland que hacían de caballos cojos, trocados a cambio de un reino, que no podían andar, de puro extraños, por las aceras y donde la sonrisa de un gato, como al otro lado del espejo, le contestó; "
Disculpe, Señora, pero no soy un gato, soy un tigre" y donde, si Alicia Liddell hubiera estado allí, habría pagado un "dom" para ser la reina de corazones.
¿Un tanto absurdo, amor? sí, naturalmente.
Se quebró el cántaro. Goya
Un checo que no habla checo.
Incomprensible, hasta para el editor que corrija esto.
Galletas de marihuana. Entre monos. Muy mala leche. Titis, eso creo. Algo que nunca existió bajo un tocadiscos que nunca estuvo ahí. Peluquines.
Mañana otro mundo. Hoy el de siempre. Excéntricamente retocado.
Despertar duro. He notado que algo se rompía, o quizá sólo se estuviera recomponiendo. La veo a mi lado. Exenta. Firme. Dormida. Tratando con la condición humana muy en serio. Como siempre. Muy en serio.
De niño solía acercarme a mi padre y llevar la mano extendida en forma de visera desde mi cabeza hasta la suya. Me media. Tomaba mi medida en él. Sonreía. “Hijo mío”, decía, “yo siempre te llevaré esto”. Señalaba el tamaño de su frente. Murió de mañana llevándome esto. Diez centímetros. Apenas diez centímetros. El tamaño de una frente.
Vuelvo a ponerme de puntillas. Vuelvo al límite para seguir intentando hacer crecer el tamaño de mi frente. Con ella. Crecer.
Le perdí el miedo al miedo.
Mañana de tráfico, aeropuerto, tres maletas, una azafata checa y dos vasos de cristales rotos en el canal sanguíneo.
En el taxi una tapicería de cebra que muerde. Literalmente.
Firma de descargo. Finisterre. A partir de ahora nadie se responsabiliza de lo que suceda. Ni yo mismo. “Por la presente afirmo que yo, el abajo firmante, mayor de edad y enamorado, declara estar capacitado para descargarse de cualquier capacitación”. Collar. Candado. La miro. Mientras me veo.
Epicteto. En el bolsillo.
Fellini y Visconti juntos sobre la hierba. Carrera de trotones. Charman. Trés charman. Mientras aguanto en las palmas de mi mano la copa de vino blanco de mi dómina. De la dueña de mi “domus”. El cuerpo de mi hogar. Los belfos resoplando, los de aquel caballo con cara de sueco bien nutrido. Le queda bien el collar. Mejor que a mí. Aplausos sordos y elegantes del inglés vestido de Judy Garland. Antes de perder la virginidad. Antes de ser niña.
Manet pintando su “Dejeuner sur l’herbe”. Junto a trotones pardos.
Noche de subasta.
Impresiona. Traje de Dolce y Gabana negro. Foulard oscuro resbalando sobre sus hombros. Botas altas hasta la rodilla. Del pellejo oscuro de aquellos desgraciados que no se atreven a mirarla. Fusta bajo el brazo. Valérie impresiona.
Monty en revista de tropas. Paso firme. Gesto de complicidad con la soldadesca. Con los que van a morir por él ésta noche. Todas las noches. Los generales de la legión romana solían tirar de las orejas, durante la revista a los valiente que se habían destacado en combate. Nadie sabe por qué. Ella, se limita a golpear suavemente con la punta del azote el escroto del mameluco. Yo sé por qué.
El tigre verde. Tengo un hermanito. Un tigre. Mamá lo pasea mientras el inglés al que tintinean los testículos la sigue declamando a Shakespeare:
“O for a Muse of fire, that would ascend
The brightest heaven of invention,
A kingdom for a stage, princes to act
And monarchs to behold the swelling scene!
Then should the warlike Harry, like himself,
Un bebedero de agua a mis pies.
Assume the port of Mars; and at his heels,
Leash’d in like hounds, should famine, sword and fire
Crouch for employment. But pardon, and gentles all,
The flat unraised spirits that have dared
On this unworthy scaffold to bring forth
Mi mamá es la más guapa del mundo.
So great an object: can this cockpit hold
The vasty fields of France? or may we cram
Within this wooden O the very casques
That did affright the air at Agincourt?”
Todas admiran a mi mamá. Yo amo a mi mamá.
-“And the beer is for the tiger, ¿Isn’t it Madam?”
Alaridos.
De entre los vivos.
Sin excentricidades. Sólo distinto. Sólo distinta.
Me llevo la cabeza de todos con ella. Ella los contiene a todos. Dejo agua clara.
Conserva la llave del candado. Sobre el asa de su bolso marrón.
Tapicería de cebra puta con sinusitis. Trotando por la sabana.
Entre los cuados, al margen del Gran.
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Aristóteles trotando con su esposa Phillias por las verdes praderas |