Sábado 4. Máxima en Barcelona de 31 grados.
Cauchemar
Beaux rêves
"La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece que con razón me quejo de vuestra hermosura" pone Cervantes en lectura de Alonso Quijano (que no era nadie hasta que se volvió loco).
Esta noche te quiero entre el retruécano, el pavor y la música del círculo.
3'1415
He ido a Barcelona, mi amor. En un tren vacío.
He vuelto de Barcelona, mi amor. En un tren vacío.
Volvíamos de tarde. Aguardando la luz del día. Conducía con una mano o con tres. Nunca con dos. No sabía si debía. Me mirabas sonriente. Íbamos a recoger algo al piso, antes de regresar por primera vez a casa. Mi tercera mano acariciaba con el pulgar la derecha. Suavemente. De abajo arriba y de arriba abajo. Aquella noche llovería. Poco antes del alba. Pero no lo sabíamos. Gotas como acordes. Como la trama del Orden. No sabía si debía. Creo que fue la primera vez que te hablé en tu idioma. Era antes de que te convirtieras en el lenguaje de mi alma. Un momento antes.
- "Çà doit être bizarre"
- "Quoi?". Preguntaste.
- "Cela d'être si follement aimée"
Me encendiste el pitillo con la llama de tu gesto. Volvíamos juntos. Como ahora.
Tengo poca voz.
Me siento en un banco. Esperando recuperar mi simetría. Por no esperar en el andén. Dos pavas entradas en años y kilos comentan lo maravilloso de recitar "chakras". Sonrío. Creo que es la primera del día. Creo que es la última del día.
Noche de reyes. Como de niño.
Cuando ya te esperaba como presente. ¿Quién quería un muñeco articulado, unas botas de fútbol o un camión de bomberos?. Yo no. Yo sólo quería dormir a tu lado. En la butaca de un cine de sesión doble.
Samia se encuentra en pleno viaje astral. Lo lamento, pero es cierto.
La próxima vez, que me anestesien. Entero. O que me den de desayuno. A las gallinas pardas.
Praga. Brno.
Tu sonido.
Yo también te quiero.
Personajes de la instalación "Valerie o la balada de los seres ululantes"