viernes, 13 de julio de 2012

Pavesas: Deseo de ser horda. Los mineros



13 Julio de 2012, ahora que me he servido mi pie derecho para comer. 

Son vísperas y en lugar de oír el rezo o al muecín clamando desde el minarete una señora se abraza a un joven y apunta: “Todos somos mineros”. Y yo que veo las imágenes de los mineros entrando, en columna, en Madrid y que siento una infinita nostalgia de la horda (esa que la izquierda siempre quiso olvidar y que el fascismo convierte en comuna nacional) y de las orgías y de un cuerpo que traspase mi cuerpo para ser, no pan de hostias (algo con lo que ya ni siquiera honrarán, porra en mano, a los mineros), sino piel, músculos y huevos de la horda. Y yo que me abrazaría con vosotros, chicos y chicas, padres, esposas y muertos, y que me pondría, como vosotros, una lucecita en la frente y que cantaría canciones de horda y que rezaría con vosotros, señora, ahora que son vísperas, para que os preserven el derecho a seguir teniendo una vida miserable y que me otorguen a mí, padre por qué me has abandonado, el de ser algo. Y yo, que más que otro narcisista al que han convencido los de la hiperpolítica, que quería tener, como vosotros, las suelas desgastadas y un rictus de cansancio (y no de hastío) y un casco (vuestro hábito, vuestra identidad, la bandera de la horda) escrito con mi nombre (mi nombre, señora, es el de un cuerpo entregado a la horda) y sujetado, encima de las cejas, por un motivo (qué lejos quedaron los motivos y qué cerca las justificaciones)
Todos somos mineros” y yo que sí, señora, que a usted también la besaría y cogería a su criatura en brazos y le daría, si me quedara leche en los pechos, de mamar y despuntaría el pico en la testa de esos que van a hacer de la orgía, política, y haría de los intelectuales que callan y opositan, el chivo que descuartizar, por nosotros, por la horda, ahora, en nuestra comunión.    
Y que me gustaría, señora, escribir esto a lápiz para que fuera el carbón el que hablase y no lenguaje auto elegiaco (el lenguaje siempre es una auto alabanza, si no me cree, lea, señora, una carta de amor) y que soy, mamá, un imbécil que no puede ni siquiera, abrazarme como Nietzsche a un burro, “pero qué bien se insulta éste, aunque no parece un minero”, y yo que le diría que sí, señora, que soy minero, mucho más que el de la copla, que mi cielo es una mina (sin vetas doradas) y que por favor me dejen un sitito, puedo cantar, coser, ondear banderas y hacer discursos que parezcan reales, entre los que son bárbaros, que antes que bárbaros, ellos, al menos, son.  
Y yo que creo, por un momento, que van a liberar Madrid y que luego su bendita horda liberará Barcelona y la City y Beaumont sur Mer y finalmente mi casa y luego a mí. 
Y el joven con camiseta de Custo que replica: “todos somos mineros”, y a mí que ya se me cae una lágrima y que pienso que sí, que la camiseta es horrorosa, y que quizá esta vez sí, esta vez viene la horda a engullirme y a escupir, por entre los dientes, mi aislada individuación y que ellos serán yo y que yo seré ellos, y a usted, señora, comérmela con apetito, sin necesidad de ficciones amorosas, y el llanto que se me acentúa y de mi polifonía interior (esa que me vuelve loco) aparece el lúcido y me sopla al oído; No, amigo, ni ellos, ni tú, ni yo somos mineros, somos jilgueros empleados para morir con el gas grisú.


jueves, 14 de junio de 2012

En onda: el fracaso

L'écho est mon voisin
La brume est ma suivante
R. Char


Hacía tiempo, tanto como el de escribir una carta de amor, que no venía a partirme el labio mi amante la lucidez y a decirme, "vomita el adiós, amor mío" y a convencerme (ni siquiera la lluvia es tan persuasiva) de que donde no hay no se espera.

3 de Abril del 12 (como los clavos del doce) y estamos, algunos más que otros, en "Afectos en la noche"

No te contesto, porque entiendo, querida Ágata, aunque seas santa entre las santas, que el reproche es algo que hay que ganarse, como la medianoche, y ya no tengo para ti ni argumentos, ni poemas, ni lágrimas, ni más. 
sí, a mí también me ha parecido oír algo, como una estridencia
Porque haces, de tu estar degollada, el ser madera de féretro de los alfabetos y te caes, de mí, sin estruendo, porque el estruendo es algo que hay que ganarse, como la medianoche, y que haces de las palabras mis toses y de tus vicios, de santa, mi silencio. Y porque me convences, con tu mueca de pulcra suicida y tu gesto de admirada por penitentes, que es más fácil ser penitente que abstinente, y haces que sienta infinitamente más la belleza del que te esculpe que la tuya.
Y yo que pienso, o al menos eso pienso, en el "Hörst du...hörst du", del judío Celan llamando a un Dios que no escucha, no por sordo, sino por bobo, porque nunca tuvo capacidad para entender lo que le decía el devoto.
oirán, de vez en cuando, una voz como tonta del culo, no hagan caso es una interferencia, una estupidez, un eructo vocálico de glotona venida a señorita.
El fracaso hay que ganárselo, como la medianoche, y como la medianoche requiere de talento, creatividad y coraje y no afecta al ánimo, como las manos frías, sino a la constitución del individuo. El fracasado no es erróneo en la acción, es sólo consciente del resultado de la acción. Su identidad no es la derrota sino la conciencia de la derrota (y eso es sólo privilegio de unos pocos)
creen que han oido algo pero lo que han oído es nada
La frustración es la necesidad de consuelo del que no es consciente y cree que su simple frustración, alcanzó la categoría de fracaso. Es por eso, por la capacidad de crear argumentos del frustrado que creyéndose fracasado admira el fracaso que, como el aliento del diablo, fascina al león y, también a la hierba pajiza, pues la hierba queriendo ser árbol se quedó en pasto de vaca. 
sí, se repite, es ligeramente molesto, pueden escuchar si quieren, pero no merece la pena; son aires intestinales de la digestión de palabras huecas que, como los buñuelos de cuaresma, tienen azúcar pero son de viento.
Y yo que pienso, pues el pensar hay que ganárselo, como la medianoche, "Oye tú...oye tú", que el fracaso no está en quien no obtiene respuesta sino en quien no responde. En quien no provoca el estallido del que estalla. Por más santa que seas, Ágata, entre todas las mujeres.
"Duele un labio partido porque atasca las palabras, amor mío"


domingo, 29 de abril de 2012

En plató: La metafísica


27 de Abril de 2012 y sin que tú lo sepas, sólo va a salir el término “trascendente” en un chiste, y antes, aunque no lo creas, Rocinante, hemos comido y porque a mí la pelvis me la partió, de un rebote, Isleño, que si no, también, antes, habría arreglado lo de la trascendencia del sexo a empujones, como los niños malos que creen que la metafísica es sólo cosa de niños buenos.

21 grados en plató. El punto frente a la silla, Juanjo Pardo a mi izquierda mientras que está (misterios de la geometría) a la derecha de Ángel Gabilondo (que manifiesta, serio, que a él lo del maquillaje le recuerda la mortaja, y hace, después, de los rapsodas huecos, polvo de tiza)


Las 12h35 (ya está la Virgen anunciada) y una voz (¿el arcángel San Gabriel?) pregunta; ¿Qué es la metafísica?





Y yo que en bambalinas, tras el corte de cámara, tras el decoro, pienso que mientras la religión es la verdad, “Jesús es la respuesta” (para que los penitentes olviden, vive Dios, la pregunta), la metafísica es el cuestionamiento de la verdad. Y que le dio de mamar, a la metafísica, la escritura, acto espejeado de la lectura, precisamente porque con la proliferación de fijaciones en la escritura del mito, la verdad, queda en entredicho (esto no lo acaban de entender los que achacan a la Iglesia su obstinación por no dar versiones, su estatismo y la inmovilidad, olvidando que en cuanto su verdad se cuestione no habrá verdad sino discusión sobre la verdad…¿Ahora la verdad contempla los condones?) Mientras el mito se habla y se repite no se confronta, mientras el mito queda escrito por el mitógrafo, surge en la verdad la diferencia (se interpreta y se cuestiona) La escritura es el dominio de la versión. Y el vaso que cae y estalla y que hay que restablecer las correspondencias antiguas del ser (que debe ser uno pues si fueran dos uno de ellos sería distinto y el no ser no puede ser el ser) y que nos preguntamos, escritura y razón por medio, “¿Ha caído el vaso?”, “¿Lo hemos tirado?”, “¿Hubo alguna vez un vaso”?, y que no tenemos más cola para recoser el vaso que la dialéctica, el “dia logos” (el “a través de la razón”)



Y que entiendo, mientras nos estrechamos las manos, por qué Ángel, tan metafísico, tan cordial, tan mundano, tan ángel y tan humano, recomienda la lectura (el diálogo entre dos amigos) en este tiempo en el que no queremos pisar cristales, ni saber quién es el yo que lo pisa, tiempos de respuestas sin preguntas, de píldoras sin diálogos y de tetas retocadas sin un alma que echarse debajo.

martes, 6 de marzo de 2012

Obra: "l'absent"



"L'absent"
detalle
200 x 200 x 15 cmts
2004






2004 y ayer, que ya era 2012, me acordé de ti.
Andábamos al alba, como siempre de puntillas y a pies descalzos, cuando llamaste, María, y me pediste que te hablara del agua. El agua, lo que siendo no se opone, y yo, que cantando nanas afino poco, hice lo que puede. Y me acordé, al oírte, María, del ausente y del cocinero japonés aquél al que, tras años de esfuerzo y dedicación, le dieron la estrella Michelín y que a la mañana siguiente, subió despacio hasta el ático del inmueble donde vivía y se arrojó al vacío. Pero, ¿sabes María?, el japonés sobrevivió y cuando alguien le preguntó por qué quitarse la vida tras su éxito, cuentan que él respondió: “porque no tenía a quién contárselo”.
Y yo María, que sé, como tú, lo que es el miedo e intento saber, como tú, lo que es el agua, prometí aprenderme todas las nanas y derramártelas, y que esa noche tú fueras quien me oyera para que esa noche fuera yo quien te oyera. Y yo, María, que soy el ausente por estar ella ausente, y que, como tú, ando a tientas acariciando a ése al que contárselo y tiemblo, como las cuerdas de tripa, cuando las cortan, si no lo encuentro.
Y ahora, que andamos al alba, como siempre de puntillas, espero que llames y me acuerdo, María, llena eres de gracia, de lo que quise decirte ayer, cuando todavía era, dentro de tu vientre, el 2004.


jueves, 2 de febrero de 2012

Pavesas: un besugo no se hunde (salvo si está muerto, sin metáforas)


19 lleva Enero del año de 2012 y yo que creo, o al menos eso creo, que son muchos lamentos ya y que harían falta, al menos eso creo, todos los dedos de las manos de un ciempiés para contarlos. Charlo en la Universidad Autónoma de Barcelona sobre el símbolo artístico. 
Y hablamos y hablamos y nos decimos que somos entidades creadoras, nuestra conciencia, que necesitan construir una identidad, la del yo que, como el viejo dios hindú, crea el mundo sólo con pensarlo, el mismo mundo que, a su vez, crea ese yo. Un proceso de amor infinito; yo te creo a ti y tú me creas a mí. Mientras dure el pacto estaremos vivos. Y nos besamos, mi realidad y la realidad del mí, con puntadas que tejen la sábana que nos cubre. Esa aguja que pincha es el símbolo y el hilo es la correspondencia. Y hablamos y hablamos, y yo que espero que no te gires y tú, mientras te giras, “¿Cómo pude volver la mirada, amor?”, y hablamos y hablamos y luego, con una maleta que no es mía sino ya una correspondencia, vuelvo a casa.
A la gatita le pusimos por nombre Mademoiselle Marché aux puces, aunque la solíamos llamar Manenette.
Hay un barco que se hunde. Cinco mil (páguese #5.000# al portador) pasajeros. Encallado en las rocas costeras como si formara parte de una actividad programada (cruceros de placer) el coger mejillones desde el camarote. Y hay un capitán, que no se hunde. Y todos, y yo, buscamos un símbolo que de significado a estos signos (barco, inútil y hundimiento) y que siga creando el mundo y al que lo crea.
Y construimos, a golpe de pelvis y jaculatorias, la metáfora (el símbolo y la correspondencia) hasta que aparece una; el advenimiento de un mediocre. Un tipo simpático, que trepa, trepa y no se hunde, que cuenta chistes con soltura, “charmant, my dear”, descarado, aunque guapito de cara, que sabe qué vivo beber, un poquito canalla (siempre que eso no manche), capaz de bailar un agarrao con buena cintura, “cheek to cheek”, con las dos manos en el culo, atrevido, “me encantas, cheri”, lo justo para no jugarse nada, con labia y una lengua de chulapillo que repta por el entendimiento de otros mediocres que creen creer que él no, y ellos tampoco, son tan mediocres. Un tipo listo, pero mediocre, al que los de su estirpe le dan un barquito para que lo hunda, pero él no se moje. Un mediocre. Dos mediocres, tres mediocres y un barco blanco.
Era pulgosa, al menos así vino, por eso lo del Marché aux puces. 
La metáfora del barquito, la del inútil al que le espera su puesto de responsabilidad, en la torre de mando, para que la media ponderada se pregunte, al menos eso creo, ¿cómo este inútil nos gobierna?, mientras añora, la media, ser tan inútil como él y levantarse los sábados, entre copas y medallas, pivones, trofeos, de quince cuartas y tres agujeros agujereados, y saber levantar el brindis, y poder, desde la aceptación de su inutilidad, hundir un barquito (abrirle en el casco la boca, el ano y la vagina para que circule por ellos su agua que engendra el mundo mediocre de un mediocre)
Y si uno algo entiende de la sodomía de la conciencia, que enviste con pollas de metáfora, es que no podrá renunciar a ella y hablamos y hablamos y enterramos a la gatita en el jardín, y  a veces, cuando sopla el viento del sur y aparecen mariposas de su color, me acerco a su cama y le cuento metáforas que ella, en silencio, escucha.
Y hoy, que no he escarbado bajo tu falta por miedo a encontrar otra metáfora, pienso que hablamos y hablamos, y pienso, al menos eso pienso, que hablamos.

domingo, 8 de enero de 2012

Plató: Sami Naïr

Llega, el 28, con camisa blanca y traje azul. Es Octubre y sonríe, nadie (que es lo mismo que todos) diría por su sonrisa que ha sido consejero de Lionel Jospin y amigo personal de Felipe González, sonríe y solicita, amable, un café y nadie (que es lo mismo que todos) dirían que es la persona más influyente de Europa en cuestiones de migraciones humanas. Se sienta y sujeta el chelo con el trazo de un seductor de verdad (uno de esos que las gallinas cluecas amantes de incubar niños, en silencio, siempre en silencio, creen que sólo es un marido) Montse, que sabe lo que sabe, levanta la batuta. Inicio titubeante el Preludio. Pausa de ajuste. Sami observa el arco,  lo apoya en la tercera cuerda, abre ligeramente los pies y regala, sobre las toses, la Allemande, la Courante, la Sarabande, el Minueto y la Giga.
Y yo, que soy dado a las fantasías y a querer construir verdades con materiales que se derrumban (los niños orinan en las esquinas y hacen óxido los besos) aplaudo. Y yo, hoy, que nunca (que es lo mismo que siempre) me he sentido tan curvo, aplaudo.




Y que tú (que es lo mismo que todos) lo escucharas.

domingo, 1 de enero de 2012

Obra: "de la tempestad"






"de la tempestad"
detalle
200 x 200 x 10 cmts
2003
Colección del autor




"Il faut que l'herbe pousse et que les enfants meurent"
Victor Hugo

2003 y, sin saberlo, se va a producir la tempestad.

Si Dios o el Diablo o tan siquiera nadie me ofreciera la posibilidad de tomar un vino con un muerto, no elegiría a Buda, ni a Shakespeare ni a Ulises, ni al mismísimo Jesús, el nazareno, no, si tuviera media hora hasta el alba y dos copas de vino, las apuraría con mi padre.
Eso me enseñó, sin yo antes saberlo, la lluvia.

2003 y, sin saberlo, se va a producir la tempestad.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

En onda: La amargura y la felicidad

2011, 15 de Noviembre, con Silvia y Daniel Ampuero y en casa de todos (que no es el seno de la Iglesia si no el pecho de RNE)


Quien gestiona ese extraordinario mecanismo que crea el mundo y al observador de ese mundo y que hemos dado en llamar conciencia, ese es el dueño de sí mismo.

Mientras, podemos hablar largo y tendido (mejor tendido, que el tamaño no importa)...



...Aunque para mí Jane Austen no es lo más (Emily Brontë, quizá)

viernes, 2 de diciembre de 2011

Pavesas: El vertedero

2011, otoño, y que gracias al dios capital y a la obsolescencia planificada (y a la percibida) y a los que malbarataron el hedonismo (convirtiéndolo en una compresa desechable) y a los que nos mienten en nombre de la verdad (que les protege y les hace verdaderos sólo porque tienen el poder), resulta que de los bienes de consumo adquiridos sólo nos quedará en casa, a los seis meses, el uno por ciento de ellos y que generamos dos kilos y medio de basura al día y producimos, y esto es lo que peor huele, seiscientos setenta y tres millones de imbéciles por minuto y que sólo Bach y las irrumatio nos podrán perfumar los pies.

Antes de ayer en un centro comercial de alimentación. Una explanada colindante con los lugares de aparcamiento señalizados y una capacidad aproximada de cincuenta vehículos. Apenas cuatro aparcados.

Termino las compras; comida precocinada, cuatro yogures, jamón de York envasado, dos fletán (tipo de pescado parecido al lenguado que normalmente está muerto cuando lo congelan) congelados, dos manzanas, una barra de pan, una gaseosa, paquete de seis rollos de papel higiénico, dos como coñohapodidosubirestootravez, un brick de leche, bollería de desayuno (en envases de a seis), zanahorias (un paquete para el caballo), tres latas de atún, un paquete de menestra de verduras y un “padre, ¿por qué me has abandonado?”
Salgo con el coche y un vehículo de esos, de los del chiste de la fragoneta y el gonovolumen, bloquea la salida del aparcamiento. Junto a la puerta del carromato dos féminas que no sumarán (ni saliéndole bien las cuentas) cuarenta, charlan amigablemente, mientras tres chiquillos zarandean los carritos de la compra, mientras sube el pan, mientras en el fragovolumen y en la gononeta ya no cabe nada más.
Bajo la ventanilla y en un correcto giro proposicional le sugiero a la que tiene las llaves en la mano; “Querida, tienes el aparcamiento vacío, ¿por qué no aparcas en otro sitio?
Yo aparco donde me sale del coño”, me responde la criaturita que si así tiene la boca habría que verle la Tena Lady (de oferta a tres paquetes por el precio de dos en el súper y de regalo una de alas anchas, como los ángeles, para recogerlo todo en el cielo) 
Y pienso en sus preceptores, desde su reputísima madre a doña Belén Esteban, y pienso en lo que será la ignorancia de este animalito en las bellas artes del fornicio y pienso, al verla, que el excremento tiene sitio en la vida (de la digestión doliente de una vaca florecen lirios) Pero aunque acepto los restos pestilentes que hacen de lo podrido la promesa del sentido, pienso, también pienso, que una cosa es asumir la realidad de la mierda y otra vivir en un estercolero. 
“¿Por qué te preocupas por esas cosas, Dante?”, me pregunta Beatriz, que tuvo a bien, frente a los ojos de perra de mi amada Valérie, la infinita, hacerme una antológica “irrumatio” (nótese que no digo “mamada”, ni siquiera felación, pues para los latinos “felar” era lamer sin ganas, chupar como por obligación, algo de putas sin oficio) “¿Y por qué lo seguimos llamando felación?”, vuelve a preguntarme Beatriz  (si Virgilio me mostró los infiernos, bien pudiera Beatriz mostrarme el cielo), porque los dueños del motivo, dados a condenar a las putas tras irse de ellas y a legitimar su pureza en nombre de la corrección lingüística a golpe de machete santificado (de venta en el súper, en el estante junto a los paquetes de jabón el lagarto), creyeron, querida, que había que despreciar con el lenguaje (con el entendimiento) lo que acabas de ofrecerme.
Y vuelvo a pensar en lo que le saldrá del coño a la que aparca donde quiere y me cisco (por contribuir a la causa) en los que hicieron de ella un vómito más, depositado, cuidadosamente, meticulosamente, en este vertedero. Y recuerdo tu lengua de mariposa, Beatriz, y la perra mirada de Valérie sacándome, como levantan al cielo a las vírgenes de palo, de esta grande, muy grande, inmundicia que nos han hecho creer que es la verdad.

Me queda algo de la bollería del desayuno y un par de rollos de papel higiénico, ¿puedo ofrecerte algo?

domingo, 26 de junio de 2011

En plató: "La política"

20 de Octubre de 2010, sentado en una silla y en compañía de Ferran Sáez y Antoni Gutiérrez Rubi. "Para todos la2" aunque centrados. TVE2

A la política le pasa eso; debe ser apolínea, ordenada, racional, sensata (eso es lo que le exigimos, que nos muestre la ficción de que las cosas son consecuentes, que las causas generan unos efectos, que las justificaciones son justas...) y es todo lo contrario; mentira, desorden, asimetría, irracionalidad... (y real como la realidad misma...) Un día yo escribí una novela, y le pasó igual; no era apolinea, lo cual, además de estúpido es imperdonable. Naturalmente nadie la publicó, gracias por vuestra lección.

Se contaba de un marido que al volver pronto del trabajo encontró a su mujer cohabitando carnalmente con otro. En un ataque de furor coje una escopeta de cañones recortados y "pum" "pum", le pega dos tiros al amante de su mujer. Ésta, ligeramente sorprndida le reprocha: "Manolo, hijo, ¡cómo te has puesto!...pues una cosa te voy a decir; como te tomes las cosas así te vas a quedar sin amigos en dos días".
Ese discurso es la política (una instrucción razonable para preservar el colectivo) y la mujer es un político (pues problematiza y promete)


Hay dos conceptos centrales que definen al político (al que, en buena o mala etimología, no es un "idiota"):
1. Problematizar: Determinar que una circunstancia social deviene “problemática” y por tanto “debe” ser sometida al orden político (desde traficar con esclavos a encender un cigarrillo)
2. Prometer: Concepto central en la política. El político es esencialmente un hombre que promete. RAE: Expresión de la voluntad de dar a alguien o hacer por él algo.

 La desafección (¿por qué no les damos crédito a los políticos?, pese a que cada vez nos interese más la política)
1. Dependencia corporaciones:
No son ya , criaturitas, “guionistas de la realidad” sino, en todo caso, los “ficcionadores de la realidad”, lo que la justifican y la preservan. Servidores de las corporaciones (estas sí guionizan) y gerentes y administradores subcontrados de sus intereses.
2. Prioridad partido sobre ideología, la libertad individual y el juicio crítico
Su elemento de protección, tras las corporaciones, es el partido. Éste es su sustento y su justificcación conceptual ("yo soy político, pues milito en tal partido") Sin el partido, como el sacerdote sin su iglesia, el político no existe. 

3. Ensimismamiento:
El político define la política. Esa es cada vez más su función, responde exclusivamente a la pregunta ¿Qué es la política? (no qué es lo razonable, lo más sensato, lo más conveniente…si no lo más político)

En la serie de humor inglesa "Yes minister", el secretario, verdadero hombre de estado, interpela una propuesta del ministro: "Señor, no estamos aquí para resolver cosas, sino para hacer política"

La profesionalización del político se inicia en el siglo V a. C. (antes del café) con el invento del pretendiente. 
La política deja de ser determinada por cuestiones divinas o de linaje y establece tres conceptos claves: Isonomia (igualdad de derecho) isegoría (igualdad de palabra) y parrhesia (hablar con franqueza), conceptos en lo que todos los ciudadanos se pueden sentir representados y autoproclamados pretendientes a ser políticos.Desde entonces se establece la necesidad de eliminar o filtrar al aspirante, creando un gremio, un club social, que acepta o deniega el acceso a los solicitantes.

Se contaba de un político en campaña, que en pleno éxtasis de inflamación retórica apuntilló lo siguiente: "El liberalismo es la explotación del hombre por el hombre y el socialismo es justo al revés"
¿Sentido común? Ad infinitum (aunque eso sí, poco apolineo)




miércoles, 22 de junio de 2011

Obra: "el balcón"

"El balcón"
50 x 50 x 15 cmts
2004
Colección F. Monis

2004. No más pliegues.
La metafísica del roce. Debo profundizar en la hipótesis hedonisto mística de la metafísica del roce. Una teoría que, sin duda, ésta sí, y no la del pliegue, me dará fama mundial. Un verdadero sistema teológico y ontológico que haga de nuestra existencia la acción placentera de contraer roces carnales, cuanto más y más variados mejor, liberado de las obligaciones al rendimiento tardo capitalista y de los adiestramientos mistico ascéticos. Sólo una obligación; amar sin construir nada. Ella aparece y se va, yo aparezco y me voy, nada se pudre porque no hay tiempo, ni razón, ni confrontación entre la llegada y la partida, en medio, el roce, y a través de él la visión esférica de la trama de la vida.
¿Es posible?, se me dirá, ¿congeniar la metafísica, esa arma de destrucción masiva que sólo se da en los estados de privación y tristeza, con el placer? Sí, responderé orgulloso, los breves estados de felicidad no interrumpirán la visión metafísica, muy al contrario serán ellos los que la procuren.
"¿Jorge, y todo eso porque te está poniendo cachondo la recepcionista del hotel?"
"Calle usted, doña Engracia, que de estas cosas de la metafísica, usted no entiende",
Formalmente, y para ilustrar en mis acciones vitales tal revelación tengo que volver a tratar las emociones, recuperar la "aisthesis" y hacer de mi obra, obras estéticas y no, como hasta ahora, acertijos sobreintelectualizados.
"Deberías comer más, Jorge..."
Amar sin construir (qué emocionante aspiración)
"Precisamente he hecho unas torrijas..."
El balcón, sirve para entrar y para salir, tras el roce.
"¿Con canela, doña Engracia?"
El balcón, la vagina del inmueble.

viernes, 17 de junio de 2011

Pavesas: epílogo a Alberto (a la obra de Alberto, bueno, a una obra de Alberto)

"El patio de mi casa"
fotografía 
2010


2011, año de publicación y yo que pienso que ya llevo, por aquí, unos años. Epílogo al libro de Alberto Tugues "Cancionero de prisión".

TRAGEDIA (O COMEDIA) EN 97 LÍNEAS (MÁS O MENOS) CON TEORÍA, PLANCHADORA Y LUCIÉRNAGA

Un hombre de pie. Labios maquillados y cara empolvada.
— Sí, señora, la teoría poético científica sobre el amor que me hubiera dado fama mundial, sí, como lo oye —
Guarda silencio. Saca del bolsillo trasero del pantalón una imagen. La desdobla y la observa.
— Naturalmente que tiene usted una hija guapísima, pero déjeme decirle, con hondo pesar, que las fotos también se mueren —
Da tres pasos hacia la derecha y murmura para sus adentros
— Hasta aquí. Más allá no hay nada —
Eleva los ojos hacia arriba intentando recordar
— Se basaba en fundamentos metalógicos/lingüísticos tendentes a la demostración i-n-a-p-e-l-a-b-l-e de la ironía como contraposición trágica entre lo mundano y lo trascendental —
Vuelve a guardar silencio para retomar la palabra con más énfasis
—Sí, sí, fama mundial, créame si le digo que no le exagero —
Continúa, enfatizando el gesto
— Naturalmente que se preguntará que qué tiene que ver la ironía con el amor…
Pues mucho señora mía, muchísimo me atrevería a decir, aunque lejos de mí está el resultarle hiperbólico —
Se rasca la sien derecha.
—Ahora soy cantante —
Aclara ligeramente la garganta, endurece el gesto y comienza torpemente a marcar el ritmo levantando la pierna derecha y golpeando con el pie plano en el suelo. Continúa hablando sin dejar de marcar el ritmo.
 — Ese descubrimiento mío se consideró por el altísimo tribunal de la Academia de las Artes Francesas, ¿ha visto usted alguna vez una luciérnaga?, y por el mismísimo Rey Dagoberto, el que lleva los calzones al revés, como un asesinato. Sí, sí, me oye usted bien, como un asesinato. La sentencia fue firme: fui confinado de por vida a la lucidez — 
Enfatiza esto último. Mira con aire melancólico alrededor suyo y detiene el movimiento de su pierna
— Fama mundial, no le exagero…pero ya ve usted, los franceses me detestan — Extiende su mano derecha y simula dar la mano.
           — Yo la llamaría suegra, si me permitiera la confianza, y hasta la besaría…lo entiendo…Naturalmente que para mí ha sido también un placer —

Se sienta en el suelo, saca un pañuelo del bolsillo derecho de su pantalón y se frota los labios hasta quitarse el maquillaje. Suspira. Vuelve a ponerse torpemente en pie y da tres pasos hacia la derecha. Se detiene y musita  — Hasta aquí. Aquí se acaba todo — Vuelve sobre sus pasos hasta el punto de partida y retoma el movimiento de su pierna para marcar el ritmo. Intenta entonar con gesto grave — Y lloro sin que tú sepas que el llanto mío, tiene lágrimas negras cooooomo mi viiiia —
Se detiene creyendo oír algo. Saca de su bolsillo izquierdo el pintalabios y se retoca rápidamente los labios.

— No tengo ningún inconveniente en despejarle la duda, caballero —
Da tres pasos hacia el frente como siguiendo a alguien. Levanta el brazo en señal de parada.
— Si no le importa, mejor nos detenemos… más allá, créame, todo se acaba —
Se inclina ligeramente hacia delante.
— Bien, se preguntaba usted el por qué la ironía finiquita ese estado trascendente que llamamos amor —
Dibuja con el dedo, en el aire, una letra.
— Téngase… (las formulaciones, créame que algo de esto sé, siempre empiezan mejor por un “téngase”) Téngase un punto, que podríamos llamar A, en el que alojaríamos lo trascendente…. (sí lo sé es difícil alojar algo en una letra, pero si bien lo mira verá que el amor siempre lo alojamos en cuatro) y en otro punto equidistante (equidistante de qué me pregunto…no sé…pero creo recordar que utilizaba el término “equidistante”…. bien digamos de A y de Usted) que daríamos en llamar B (llamarlo M complicaría inútilmente las cosas) en el que alojamos una ventosidad (un aire intestinal, una flatulencia, un pedo… aquí viene el tremendo ingenio de la versatilidad lingüística en mi teoría) hasta formar una línea perfecta que iría de A hasta B… Pero, por favor caballero, no se vaya, si ahora viene lo mejor.
Sube el tono de voz como si estuviera hablando en la distancia
— Imagínese, y eso es algo que siempre sucede, que la vida, las circunstancias, el orden o como lo quiera usted llamar (dúctil el método semántico ¿no?) dobla esa línea que hemos formado hasta hacer converger los dos puntos A y B en un mismo punto que daríamos en llamar C ¿Qué contendría este punto C? ¿Flatulencias o trascendencias?... Ja…Nada de eso amigo, nada de eso.
Sube más la voz y se ayuda de la palma de su mano, colocada abierta junto a la boca, para proyectarla la voz
— ¡Contendría ironía! ¿Lo ve? …por Dios, dígame que lo ve. Así pues usted, caballero enamorado, hace que su amor busque la trascendencia en A y cuando mira ve el punto C y se encuentra la ironía. La ironía que no deja alojarse al amor ¿Lo entiende? …por Dios, dígame que lo entiende…No hay sitio para el amor en C cuando ya está ocupado por la ironía… ¿Irónico, no?
Baja la voz, inclina apesadumbrado la cabeza y murmura para sus adentros
— La teoría poético científica sobre el amor que me hubiera dado fama mundial… No me extraña que mente usted a mi madre, que era planchadora en la caserna de artillería de Punta Umbría hasta que le pudo la artritis, le entiendo; yo de usted hubiera hecho lo mismo si alguien me revelara ese hondo secreto —
Sigue musitando
— Una teoría poético científica extraordinaria de la que le seguiría hablando con mucho gusto durante horas… Si la recordara, pero no me acuerdo. No me acuerdo —

Vuelve a sacar el pañuelo de su bolsillo y se quita el lápiz de labios. Retoma el golpeteo con el pie plano en el suelo intentando marcar el ritmo —…negras cooomo mi viiiia—
Detiene el cante. Se rasca la sien.
— Mi teoría…La dejé escrita en tres tomos. Eran tres tomos preciosos…si los girondinos, que siempre me observan, no los borraron deberían estar… hacia allí —
Señala atrás. Da tres pasos decididos y se detiene. Hace un gesto de resignación. Murmura — Hasta aquí. Más allá no hay nada —
Se palpa los bolsillos. Murmura
— Ahora soy cantante —
Vuelve a sacar del bolsillo de atrás de su pantalón la imagen. La desdobla y la observa.
— Las francesas son así… llevan Chanel número 5, que dicen que es un perfume…pero en realidad es un insecticida que mata las luciérnagas… Bichos irónicos por excelencia —




Jorge de los Santos
En Valérie a 2 de Junio de 2010


miércoles, 1 de junio de 2011

En onda: la mala ciencia

8 de Abril de 2011, madrugada en RNE con Joseba Atxotegui que se ha puesto camisa blanca, de esas de repartir consuelo y oscurecer los rostros y Silvia que se ríe y Valérie que entra y se chotea de la niebla. Afectos.

Está científicamente probado que la ciencia tiene razón.
Empezamos por el concepto de "normalidad" y cómo su aceptación legitima el tratamiento de la anormalidad. La ciencia en manos de la moral para redimir anormales (inmorales) Joseba se muestra escéptico frente a las paraciencias y a las ciencias, recordando que la ciencia es un poder.
Y el poder sólo se preocupa de mantener y aumentar su poder (el deseo desea el deseo) y se legitima en la verdad (la única y verdadera; la que gestiona y consolida el poder que la tiene y que sólo por eso es poder)
La ciencia siempre se ha fijado en lo tangible, en lo fenoménico, en lo medible y en lo predictible (lo que no pesa no existe para la ciencia) para ello parte de una hipótesis, recurre a la empíria, compara los datos con la comunidad (teoriza) y predice. Y sobre todo, y eso es su éxito, hace del caos una razón. No porque el mundo y sus significaciones sean razonables, sino porque este sistema formal llamado ciencia es capaz de relatarlos como orden.
Otra canción de cuna, de una enorme funcionalidad práctica, que explica más de lo que tememos que de lo que es.
Mientras, los dioses bailan, las significaciones simbolizan y los humanos (medio dioses, medio significado) buscamos una mano amiga que nos meza el cesto.
Esperando que lo de afuera sea sensato sólo porque en lugar de agallas y silicio tenemos razón para verlo.




viernes, 13 de mayo de 2011

En plató: "La guerra"

13 de los corrientes de Octubre de 2010
Con Ángela Rodicio y José María Mendiluce en "Para todos la2" de, y no podía ser de otra manera, TVE2

"Una mierda", dice la buena de Ángela con su vocecita de vicetiple, "Ambrosio, ¿Ha dicho mierda esta señorita en la tele?", "Una gran mierda", reafirma ella y su voz entonada y sus ojos entornados y su voluntad enconada y el casco (de los azules) que le viene grande y el micrófono (de los de espuma) que le queda pequeño.
Y a mí, que como decía Woody Allen, en el ejército me declararon inutilísimo... tanto que en caso de guerra yo sólo serviría de rehén, que se me ocurre proponer que ni a eso llega, que ni mierda, pues mierda ya es darle palabra, calificación y entendimiento a lo que no lo tiene. Demasiado apolineo lo de "mierda" para algo como la guerra que sólo gesticula con los eructos de Dioniso. La guerra no es una mierda porque mierda es una palabra.

Los sajones, dados ellos, como nosotros, a la guerra, utilizan para nombrarla la onomatopeya del alarido; "war", el ¡huaaaa!!!, con el que hacían temblar a las legiones romanas.
Es la guerra, como decían los griegos de los que además de venir lejos no sabían hablar, un "bar bar", una barbarie. Pero una barbarie que, para cometerse, requiere de algo tan humano como la civilización . Y por ser una barbarie civilizada nos la hemos tomado por inevitable.

La guerra es irrelatable, racionalmente absurda y tan esquiva a la narración como un orgasmo, por eso la épica es ejercicio de la postguerra; "la postguerra es el momento de enterrar a los muertos y encontrar las palabras", dijo. Nunca hay épica en la guerra, "¿pero es posible Ambrosio, que se diga mierda en la tele?", pues el bárbaro no sabe escribir. Pero, seguimos con el oximorón; barbarie, sí, pero civilizada. Maquiavelo nos dice que no puede existir la "polis" sin el "polemós". Fundar es destruir y la política (de "polis") es la organización civilizada de esa destrucción (de "polemós")
La palabra, los locos que nos convencen de la necesidad del grito siempre empiezan usando palabras (siendo razonables), los locos que justifican en la preguerra la posterior ausencia de palabra, siempre empiezan clamando a la razón. 

El fuego, para Heráclito el oscuro,"...y a la hora de comer, Ambrosio" , es aquello que obtiene su identidad de las identidades que destruye. El fuego es para el de Efeso la metafora de la confrontación de donde todo emana, el Taijitu, donde el ying y el yang rinden sus cuentas, el estado que permite que las cosas devengan; sin confrontación de opuestos, se liquida el devenir (véase la teoría hegeliana del "fin de la historia") Por eso, Heráclito dice: "la guerra es padre y rey de todo" y por eso la tenemos por inevitable, por efecto de esa "voluntad de poder" nitzscheana en la que la vida (y en ella el humano) además de conservar, quiere la perpetuación expansiva, incrementar, conquistar, someter...y nosotros la tenemos por inevitable. Lo hemos visto, todo nuestro progreso tecnológico, científico y social, desde la ONU a una radiografía, pasando por los aviones a reacción, han derivado de dos guerras mundiales (¿qué seriamos ahora sin ellas?), por querer el progreso, la tenemos por inevitable.
Pero el ying y el yang no se contraponen, se suceden, no luchan, se dejan paso, por eso la conclusión del más hermoso tratado sobre la guerra que se ha escrito, el de Sung Tsu, es que la victoria en la guerra consiste en evitar la guerra (así está destinado a los de la estirpe de los sensatos) y por eso las semillas ("voluntad de poder de la vida") no se comen entre ellas, sólo vuelan y vuelan y vuelan y se dejan comer, para que la mierda (esta sí de veras) fecunde, con ellas la tierra. ¿Y el progreso? Triste destino el de estos que viven sometidos a aquellos que prometen evitar el mal que causan. "No sé donde vamos a ir a parar... Ambrosio", yo tampoco, señora (... ¿a la mierda, quizá?)





miércoles, 4 de mayo de 2011

Obra: "Valérie o la balada de los seres ululantes"

"Valérie o la balada de los seres ululantes"
Instalación de medidas variables
2005-2006


Cuentan que un día  Zhuang- zhi describió el viento;
“¿Escucha! ¿No oyes el aullido del viento que sopla a lo lejos? Los árboles, en las selvas del monte, susurran, se estremecen y oscilan, y las cavidades y orificios de los imponentes árboles de cien varas de circunferencia emiten diferentes sonidos.”
Orificios y cavidades que sueñan con ser ellos mismos, pero que sólo son interpretaciones del viento. Pasos del viento. Afectos, pasiones del alma. Sí, las cavidades existen y los seres se identifican, pero nada son sin la afectación del viento. La mística sufí también conoce al viento y lo nomina. “Sarayan Al-Wuyud”. “Difusión de Existencia”.

Nada se manifiesta, aunque preexista en la vacuidad, aunque crea ingenuamente que se completa en sí mismo. Existencias que sólo el viento motiva. Pulsiones. Ira, rencor, amor, miedo, bondad, tristeza. Afecciones.  Todas las mismas, las hijas del roce del viento. Todas diferentes, lecturas de la brecha, de la garganta horadada donde resuene. Pasiones.
El mismo viento sopla sobre las diez mil cosas de diferentes maneras, haciendo que cada cavidad produzca su propio sonido, de modo que cada una imagina que lo produce ella misma. Pero, en realidad ¿qué es lo que produce los diferentes sonidos?

Hablo de Dios. Hablo del aullido humano. Hablo de la expresión del aullido.
Una escenografía. La plaza pública. La ciudad. Unas cajas de resonancia. Las ventanas. Los seres. En medio, inasible, el viento.
Un día, conocí a un viento. Se nombró él mismo: “Hola, me llamo Valérie”. Y sopló.
Este pequeño tratado de las pasiones del  alma  es un homenaje a él. Una carta de amor. Por fin. Quizá al fin. Quizá en el fin.
De otra cavidad que resuena al paso de su mano. Al paso del viento.





lunes, 21 de marzo de 2011

En onda: ¿Vale el arte lo que cuesta?

31/12/09 En "Afectos en la noche" de RNE


Texto pre-post moderno (que no es lo mismo que moderno)

Con el fin del arte “sensualista”, que hacía una representación simbólica de la realidad fenoménica (un árbol, una mujer, una batalla) y que se ajustaba a través de los mecanismos perspectivos al logro eterno de la “mimesis”, se acaba la validación pública, “¿qué estás mirando?”, que no el precio, “¿Cuánto cuesta?”
El arte sigue siendo esa representación simbólica, a través de propias correspondencias, de la realidad. Pero la realidad del hacedor ya no son las flores, sino la razón de la flor. El arte hace arte preguntándose por lo que es el arte. Por tanto, no se dirige a las emociones de los civiles sino, por su hiperracionalización y por todo el enjambre de moscas zumbonas que han querido ponerles esotérico términos justificativo a lo que sólo se justifica por él mismo, se dirige, digo, a un intelecto preparado, instruido, iniciado, elegido (y, por lo general, algo presuntuoso) capaz de descifrar la alquímica del acertijo que nos plantea. Es decir, a casi nadie. Igual que el espacio infinito entre un neutrón y un electrón sólo lo reconoce aquel capaz de operar con los mecanismos teóricos del vacío, de reconocer y no sólo ver, y sólo le interesa al físico (por más que nos afecte a todos)
El arte es el sustento de ese colectivo que engloba artistas, visionarios, esteticistas, teóricos, montadores, críticos, señoras de la limpieza, “curators”, un buen tipo, santones, especuladores (¿he dicho especuladores?) y que encabrona al resto. Los primeros lo “contextualizan” (esto es una palangana, “¿no ve que es para mear?” y esto una obra, “¿no ve que está en una exposición?), los segundos o lo denigran (sin estar legitimados a hacerlo pues no lo entienden) o lo tasan (porque tienen medios para comprarlo) y lo sustentan.
En este estado de cosas ¿quién paga por lo que no entiende? (ni el físico atómico paga por el ver el vacío)
He visto, soy algo viejo ya, compradores que impostan sus sentimientos, “es que tu obra me ha causado una honda emoción”, y que exponen en sus casas, “la honda emoción”, al revés. Lo que de veras les seduce es el prestigio de tener algo caro y que les cuelgue (no de la entrepierna sino de los límites de sus domicilios) Un bien especulativo que adquieren, seguros, disfrazándose de arrebato sensible. Pero estas criaturas no engañan, no son malos ni necios ni embusteros (algo pomposos quizá) simplemente creen que su impostura es su postura.
¿Qué si vale el arte lo que cuesta?
Lo que no puede validar quien lo puede comprar no tiene valor, sólo precio. Y lo que no puede validar quien lo tasa nunca será susceptible de ser cuestionado por su precio.
El sueño del especulador de ficciones.

martes, 8 de marzo de 2011

pavesas: Ícaro

1992 y el rayo, querido Miguel, que no cesa

De acercarse directamente al Sol bien poco nos puede contar Ícaro, quizá por no preveer que del astro rey sólo pueden saborearse sus efectos, que sólo es un recuerdo de estaciones, de afectos cíclicos, quizá porque el talento científico del inventor desconocía la poética del vuelo, y sin duda porque si bien el trayecto quemó su motricidad, también heló su lengua (los muertos sólo cuentan su historia cuando desaparece el Sol)
 

sábado, 5 de marzo de 2011

La obra: "Figuración inestable en equilibrio"

"Figuración inestable en equilibrio"
46 x 38 cmts
1993
Colección particular


1993. El pavimento está verde y empiezan a aparecer las moscas.

No recibo muchas visitas. Dejo caer saliva sobre una posada en mi pie, pero la esquiva castamente (tampoco ellas me besan) Son moscas grandes, Scathophagas de estercolero. Nunca he sido aficionado a la entomología (yo,como los griegos, no distingo por su nombre una mosca de una avispa) pero siento una curiosa inclinación por estas moscas come mierdas. Por su apareamiento, por sus pasiones tristes, por sus amores escatológicos, por la rapidez de sus roces, por su teleología (no hay moscas en el infierno; Dante al menos no las describio y Ovidio no se paró a mirarlas) Creo que ellas, si la felicidad no les interrumpiera la inclinación metafísica, podrían elaborar una tesis ontológica digna de pintarse. A veces las oigo cantar boleros, luego, me lavo las manos.
 "Là où ça sent la merde ça sent l'être", susurra el muerto de Artaud y yo, que hoy que el pavimento está verde, sólo recibo muertos y moscas, lo escucho. El ser, el ser que llora y defeca, que construye obras de arte con sus lágrimas y su mierda y las moscas, críticas agudas, que sabrían darnos significados que los metafísicos no entienden. Viene otro muerto, como un círculo concentrico; la marica de Genet . Y me narra la belleza curva de lo sórdido, la trascendencia de lo siniestro y me habla de Stiliano y de su mano cortada y su culo fuerte y redondo que nunca se abrirá para él. Lo oigo llorar como Ulises escuchó a Aquiles, que sólo entendió la belleza una vez muerto.
En la Sorbona, me acuerdo, las moscas se detenían sobre la tiza.
Y yo que hoy me pararía a charlar con ellas, si no estuviera ya parado y que les arrancaría las alas si no fuera porque tengo que lavarme las manos y que las invitaría a pasearse por mi vientre si no estuviera ya el pavimento verde.

martes, 1 de marzo de 2011

En plató: el humor

Nueve de Junio de 2010. Temperatura estable

"Para todos la2" en compañía de Javier Sádaba que seduce y Vico, alias David Pastor.

Nada de lo que no pueda hacerse broma merece la pena ser tomado en serio.

Alguien dijo que la distancia más corta entre dos personas era el humor. Además, el humor es conmovedor por subversivo: 
Es irreverente con lo sagrado al confrontar lo absoluto con lo cotidiano (no sé cual de las religiones será la Unica y Verdadera, pero sé que esa tendrá sentido del humor) inocula lo absurdo con lo hiperacional y sus procesos lógicos (baste la patafísica de Jarry o la explicación de cómo llenar un vaso de agua de Tip y Coll) y destapa el tabú (la risa sobre la muerte del humor negro y la risa, a veces tonta, que acompaña la voz del sexo)
Crea comunidad (sólo el excluido no se ríe) e invita a la participación en el gozo (sin tener que bajarse los calzones)

¿Y el chiste?: una expresión sintética del humor, el sonido del látigo, "chys". Los "Chystles", al caso, era una comunidad ortodoxa rusa de flagelantes que, sin que nadie conozca las causas, pasó de la más pura mortificación al más sórdido de los libertinajes, Rasputín, pertenecía, según piadosas voces, a esa cofradía que fue prohibida, creo recordar, en el XIX.  Después, una ronda de chistes.

Y, para fin, que sólo el necio habla del humor sin caer en él.









Aquí puede verse la primera parte








Aquí la segunda








Y aquí la tercera

viernes, 25 de febrero de 2011

Pavesas: manos de escayola para santos


2011, al poco de empezar
Es un privilegio y un honor y también me llena de honda satisfacción, el comprobar que bajo la búsqueda "mano de escayola para santos", éste blog se sitúa entre las primeras respuestas. Los caminos del Señor son inescrutables y aunque sus renglones tuerzan (o carguen) a la izquierda, su palabra es recta como un almidonado cimbrel. ¿Que qué tengo yo que ver con las manos, la escayola y la hagiografía? Algo, sin duda, cuando la Divina Providencia de Google así lo determina, pero no se me acaba de ocurrir sometido, como estoy, a las limitaciones racionales de todo mortal  y por ser de natural la voluntad de Dios y su Santa Madre incognoscible a los de mi especie.
No veo las ventajas, Madre del Divino Socorro; si ya es difícil para un santo masturbarse, más debe resultar hacerlo con una mano de escayola, y ¿cómo leerle el "fatum", a la mano de escayola de un santo? bueno, tal vez al ser santo ya el que antaño fuera varón, escribió su destino.
En casa de mis padres existía, eso lo recuerdo bien, "niña, no le pases el plumero al San José que lo vas a descascarillar", una talla en escayola policromada casi a tamaño natural que tenía, al haber sido bendecido por algún obispo en plena facultades mentales, indulgencia plenaria para tres generaciones. Dicho favor, que sus buenos reales de vellón y quizá alguna prueba de virtud, "niña, no te dejes dar mordisquitos, que luego todo se sabe", debió costarle a mi beata tatarabuela, agotó su plenipotenciaria presencia con mis abuelos. Quizá por eso, mi padre, cuando tenía a bien recibir en casa gente de más alta alcurnia intelectual o económica, tenía por hereje costumbre la de desprender la mano del santo, la derecha, concretamente, la misma que alargaba San José en paternal gesto buscando la manita del Niño de la Bola (hoy en día desaparecido del conjunto escultórico y que posiblemente está tocando las pelotas en el templo) y que se engarzaba en el brazo del carpintero, "niña, que luego las manos van al pan", por un vástago de unos diez centímetros. Ocultando, mi padre, su auténtica mano bajo la manga de la camisa se colocaba el celestial apéndice como si fuera una prótesis de la suya. Así era que cuando el vistante al poco de entrar se la estrechaba en gesto de cordialidad, él la desprendía repentinamente, quedando el visitante con la mano de escayola pintada entre la suya.
Una vez, un célebre catedrático de estética, "niña, ponte las enaguas de raso que hay convite", de esos que creen que la luz empieza y acaba en ellos, nos visitó en compañía de su bella doncella (una mocita dócil y siempre bien dispuesta con su insigne prócer, que le pelaba las manzanas y le saciaba, en los ratos de ocio, el escaso apetito) Así fue que mi padre, repitió el gesto, y tras levantar su brazo en señal de cercanía, al poco de entrar, le ofreció la mano. Cuando el "ego sum lux mundi" (en versión pila de a voltio y medio) quedó con la falsa mano entre la suya, enmudeció blanquecino (cual nacarado Moisés), mientras su devota oficiante soltaba un discreto alarido de horror.
Aquella noche, el cátedra tartamudeó más de lo frecuente y perdimos, entre trozitos de manzana y miradas de consuelo, la ocasión de conocer la esencia última de Goethe, "niña, deja de joder con la cancioncilla", y la verdadera intención vital, reservada a los iniciados, del joven Werther.
"Le he ganado por la mano, ¿no crees, hijo?", me comentó mi padre cuando se fue.
Letra de fado.







 


La mano de Dios. La "dextera", que contrariamente a la otra, "la siniestra", es augurio de fortuna. Y parece que no, que fuera del circulito no llueve...