jueves, 14 de junio de 2012

En onda: el fracaso

L'écho est mon voisin
La brume est ma suivante
R. Char


Hacía tiempo, tanto como el de escribir una carta de amor, que no venía a partirme el labio mi amante la lucidez y a decirme, "vomita el adiós, amor mío" y a convencerme (ni siquiera la lluvia es tan persuasiva) de que donde no hay no se espera.

3 de Abril del 12 (como los clavos del doce) y estamos, algunos más que otros, en "Afectos en la noche"

No te contesto, porque entiendo, querida Ágata, aunque seas santa entre las santas, que el reproche es algo que hay que ganarse, como la medianoche, y ya no tengo para ti ni argumentos, ni poemas, ni lágrimas, ni más. 
sí, a mí también me ha parecido oír algo, como una estridencia
Porque haces, de tu estar degollada, el ser madera de féretro de los alfabetos y te caes, de mí, sin estruendo, porque el estruendo es algo que hay que ganarse, como la medianoche, y que haces de las palabras mis toses y de tus vicios, de santa, mi silencio. Y porque me convences, con tu mueca de pulcra suicida y tu gesto de admirada por penitentes, que es más fácil ser penitente que abstinente, y haces que sienta infinitamente más la belleza del que te esculpe que la tuya.
Y yo que pienso, o al menos eso pienso, en el "Hörst du...hörst du", del judío Celan llamando a un Dios que no escucha, no por sordo, sino por bobo, porque nunca tuvo capacidad para entender lo que le decía el devoto.
oirán, de vez en cuando, una voz como tonta del culo, no hagan caso es una interferencia, una estupidez, un eructo vocálico de glotona venida a señorita.
El fracaso hay que ganárselo, como la medianoche, y como la medianoche requiere de talento, creatividad y coraje y no afecta al ánimo, como las manos frías, sino a la constitución del individuo. El fracasado no es erróneo en la acción, es sólo consciente del resultado de la acción. Su identidad no es la derrota sino la conciencia de la derrota (y eso es sólo privilegio de unos pocos)
creen que han oido algo pero lo que han oído es nada
La frustración es la necesidad de consuelo del que no es consciente y cree que su simple frustración, alcanzó la categoría de fracaso. Es por eso, por la capacidad de crear argumentos del frustrado que creyéndose fracasado admira el fracaso que, como el aliento del diablo, fascina al león y, también a la hierba pajiza, pues la hierba queriendo ser árbol se quedó en pasto de vaca. 
sí, se repite, es ligeramente molesto, pueden escuchar si quieren, pero no merece la pena; son aires intestinales de la digestión de palabras huecas que, como los buñuelos de cuaresma, tienen azúcar pero son de viento.
Y yo que pienso, pues el pensar hay que ganárselo, como la medianoche, "Oye tú...oye tú", que el fracaso no está en quien no obtiene respuesta sino en quien no responde. En quien no provoca el estallido del que estalla. Por más santa que seas, Ágata, entre todas las mujeres.
"Duele un labio partido porque atasca las palabras, amor mío"