Llega, el 28, con camisa blanca y traje azul. Es Octubre y sonríe, nadie (que es lo mismo que todos) diría por su sonrisa que ha sido consejero de Lionel Jospin y amigo personal de Felipe González, sonríe y solicita, amable, un café y nadie (que es lo mismo que todos) dirían que es la persona más influyente de Europa en cuestiones de migraciones humanas. Se sienta y sujeta el chelo con el trazo de un seductor de verdad (uno de esos que las gallinas cluecas amantes de incubar niños, en silencio, siempre en silencio, creen que sólo es un marido) Montse, que sabe lo que sabe, levanta la batuta. Inicio titubeante el Preludio. Pausa de ajuste. Sami observa el arco, lo apoya en la tercera cuerda, abre ligeramente los pies y regala, sobre las toses, la Allemande, la Courante, la Sarabande, el Minueto y la Giga.
Y yo, que soy dado a las fantasías y a querer construir verdades con materiales que se derrumban (los niños orinan en las esquinas y hacen óxido los besos) aplaudo. Y yo, hoy, que nunca (que es lo mismo que siempre) me he sentido tan curvo, aplaudo.
Y que tú (que es lo mismo que todos) lo escucharas.