lunes, 7 de febrero de 2011

La obra: "El perfil del habla"


"El perfil del habla"
230 x 130 x 15 cmts
1999
Colección Particular


Primavera del 99. Tres premios a cuestas y quinientas citas a las que no acudí.
Junto a la incomodidad de lavarme las manos continuamente y a la molestia de no ingerir alimentos que me procuren placer, llega la meticulosa afición por ritualizar los comportamientos. Lo primero se lo debo a la necesidad mortal de convertirme en un hipocondríaco (y apostatar de la vida), lo segundo a la de no asumir el riesgo de encontrar el sabor de la fresa (y apostatar de la vida) y lo tercero a infundir un orden ficticio que la realidad no tiene (y apostatar de la vida) Por lo demás, todo va bien.
"No nací para la vida", le leo a Cernuda, que tiene su libro bajo el catálogo de pintores manieristas (al que le falta la hoja con el "noli me tangere" de Correggio) que está bajo "Le théâtre de la mort" de Kantor (en edición francesa y mordido en su punta por una rata ilustrada) y que sirve de apoyo al bote abierto de cola blanca que tiene una cagadita de murciélago en su interior y al que doy vuelta tras vuelta como un derviche tartamudo.  Un día supe, por cierto, que en la oscuridad, las mariposas acaban dando vueltas a un farol porque su sistema de navegación no ha asumido que existe la luz eléctrica. Ellas buscan orientarse por los únicos objetos luminosos de la noche, los astros, y se topan con astros mentirosos; bombillas, faros, farolas y candilejas de camerino. En la normalidad oscura, avanzarían en línea recta dejando, por ejemplo, a su izquierda la luna, pero cuando lo que está a su izquierda no es la luna si no el farolillo de algún portal donde se besan los amantes de amantes y de portales, giran y giran y giran (todo sea porque la luna les siga acompañando) Hasta que el cansancio vence a estos ángeles de seis patas que no acaban nunca de llegar a donde sea que viven los ángeles y se abrasan en la incandescencia de un hilillo de cobre. Mueren quemados por el sol nocturno de una falsa luna a 3'15 céntimos el kilowatio. Triste sino; cuando los animales con sombra se estrellan contra los faros de un coche sólo buscan seguir a las estrellas.
Yo circundo el bote de cola porque he confundido la tragedia con la vida. ¿Ventajas? Creerme un héroe, porque un héroe, lo aprendí de niño en la Iliada, es aquel que conociendo su sino trágico se levanta y lo afronta. ¿Desventajas?, las demás. Me lo dijo Pérez que vive en Mallorca. Conseguiré la quietud hierática de los lúcidos tallados en el románico y el dejar de mirar los astros no hará más que aumentar mi deseo, el cual, al no moverme, dará de comer pasto verde a la tragedia.
Un día, de niño, me preguntaron qué quería ser de mayor, y yo les dije que toro. "¿Torero?",  me preguntaron, "no, toro", respondí yo y luego quise ser Héctor y que la vida fuera Aquiles, mientras sueño cada noche con objetos siderales que a la luz de Andrómaca ("aquella cuyo varón está combatiendo") me laman las curvas, pienso, mientras muevo, con la punta de la bota, como cada noche, el tercer pincel para que quede a la misma altura que los otros. 
No me toques.