sábado, 22 de febrero de 2014

Pavesas: Érase una vez "Facebook" (primera visita)




ZARATUSTRA, SU MÁSCARA 04.09.13
Zaratustra, exhausto, se apoya vencido en una roca, no hay más compañía que la claudicación ni más consuelo que el abandono.
De repente, cuando no espera nada, otra idea le alcanza.
Y es ésta su última plegaria:
"-Dame, te lo ruego,dame...
-¿Qué?, ¿Qué?
-Otra máscara, una última máscara"
Así me lo contaron de noche y así el propio Nietzsche, autor y loco, lo refería ("toda mente profunda necesita una máscara") Desconfiad, pues, de las máscaras comunes, la primera tarea de la genialidad es encontrar la máscara que le permita confundirse en el resto (mientras, el común, de puro común, imposta la máscara que lo diferencie)
Ahora que es Septiembre y dudo si es más tenaz el cristal o la mosca.


LOS DÍAS FELICES 26.06.13
Entre Winnie, la enterrada, y Willie, el que repta, encontramos, pienso, ahora pienso, dos residuales visibles en cualquier territorio de sociabilización humana ("Facebook" lo es). La dependiente, que vendería su virtud, si la conservara, por un afecto o un palmero, y el baboso, sólo con la arqueología (las babas) de su deseo (el ansia enamoradiza de babas) Winnie, la que utiliza el mensaje ("estoy bien, estoy mal, estoy regular") como los murciélagos el sonar para medir la distancia (en pasos cardinales de "me gusta") con el resto de una manada que pace, la que cita citas que ni son suyas ni la llevarán nunca a una cita (las citas, Winnie, como los chistes, se enmarcan y se recuerdan, no se reproducen sin su correspondencia), la que plasma mensajes de felicidad, ilustrados, que sólo reclaman un poco de teta (ignorando que nuestro cerebro no está construído para la felicidad, ni siquiera para pensar, y que la ubre es sólo para los recién llegados)
Willie, con su postal pornográfica entre las manos, pienso, ahora pienso, capaz de cambiarla por una intoxicación amorosa, falsa, tan falsa como él, lejos, tan lejos como él. Que gemiría, si pudiera sacar la lengua de aquel culo que recuerda, para que su ama lo sacara a pasear un rato.
Ambos, Winnie y Willie, emparejados, unidos entre sí tiernamente por un vínculo de afecto por la resistencia (el acuerdo amoroso de duración) ambos, Winnie y Willie, mamíferos transparentes, por más que se escondan dentro y tras un montículo, como lo que hay entre nada y nada.
Winnie y Willie, están, además de entre vosotros (aunque no lleguen a los vosotros), en "Happy days" de Beckett
¿Absurdo?
No.
No queremos la verdad cuando nos satisface la mentira.


LA SEDUCCIÓN: 28.05.13
No nos seduce sólo lo que nos gusta, lo semejante, que nos aporta modos ampliados de existir, nos seduce lo que nos da territorio (una extensión identitaria), lo que nos permite añadir a nuestra existencia modos distintos de existir. Si ese nuevo territorio que nos proporciona el elemento seductor nos gratifica y nos hace crecer, nos seducirá. Por ello hay que ser muy inteligente para seducir a un inteligente o muy estúpido para seducir a un estúpido (pues gratificarás su estupidez), pero también hay que ser muy zafio para seducir a un inteligente y muy inteligente para seducir a un bobo (pues el bobo encontrará en la inteligencia una oportunidad de ser distinto, de crecer distinto) Somos entidades de probador (por eso hemos llegado a comernos una gamba), nuestra existencia es la prueba de nuestras pruebas (y esa es nuestra única esencia) Pero el hambre de probar, que nos la da el consustancial deseo humano, sólo se concreta en los desplazamientos (normalmente ridículos; "¿no es verdad ángel de amor?") que nos posibilitan la secuencia de seducciones que abordaremos en nuestro tiempo. Eso lo sabe el afecto adicto, criaturita, que añora en cada seducción amorosa encontrar la conciencia de un amo que le de existencia (cuando, y eso no lo sabe, su única esencia son las capturas pesqueras) y lo sabe el sabio (que huye de aquellas seducciones que sólo le van a distraer de su autenticidad procurándole la "mala fe" de los determinismos falsos)