EL GRAFÓLOGO 06.10.13
Hace pocos días en la radio pública
un grafólogo (¿?) explica los motivos de su éxito. Cuando el entrevistador le
pegunta por si su método podría aplicarse universalmente en el sistema
educativo, él responde que sí, que por supuesto, que ya nadie sabe lo que es
educar a un niño y que los mecanismos de formación están completamente
desfasados. Para el grafólogo (¿?), todo el error está en aprender a escribir sobre líneas pautadas horizontales. Si todas
las líneas pautadas siguieran una ligera inclinación partiendo de un punto bajo
a la izquierda a uno más alto a la derecha ("se escribiera hacia
arriba", puntualiza) conseguiríamos con ello que los niños fueran más
creativos, originales y felices. La historia, con la que refuerza su tesis, le
da la razón; la
Revolución Industrial quería tipos disciplinados que aceptaran
las órdenes del trabajo en cadena sin rechistar (por eso aprendimos a escribir
recto), ahora los tiempos de la globalización quieren personas que cuestionen
las órdenes, que sean creativas.
Un ejemplo de construcción significante de la realidad en la que la verdad, si se encontrara, volvería a ser lo más cruel que inventó el buen Dios para las realidades (explicando, quizá, el que el individuo con capacidad creativa borra las pautas o se las mete, independientemente de hacia adónde apunten, allí por donde le hubieran cabido el micrófono al grafólogo (¿?) y al entrevistador (¿?)
Si alguno de vosotros cree que esto que acabo de contar es ficción, me sobrevalora (o aprendió a escribir recto sobre líneas pautadas horizontales)
Un ejemplo de construcción significante de la realidad en la que la verdad, si se encontrara, volvería a ser lo más cruel que inventó el buen Dios para las realidades (explicando, quizá, el que el individuo con capacidad creativa borra las pautas o se las mete, independientemente de hacia adónde apunten, allí por donde le hubieran cabido el micrófono al grafólogo (¿?) y al entrevistador (¿?)
Si alguno de vosotros cree que esto que acabo de contar es ficción, me sobrevalora (o aprendió a escribir recto sobre líneas pautadas horizontales)
LA CRUELDAD
03.10.13
Si algo muestra la completa
debilidad de lo que nos constituye (física, cognitiva o moralmente), eso,
indefectiblemente, es cruel.
Y mientras más sistemas de protección ontológicos y sociales tengamos más talento tendremos para percibir la crueldad y más eficaz será ésta; el horror de desvestir a una virgen (una significación) y encontrar, en verdad, el palo (y quizá sea porque creemos que la realidad es significante pero lo real es palo, que nos fascina y fascina, la crueldad, a la creación)
Y mientras más sistemas de protección ontológicos y sociales tengamos más talento tendremos para percibir la crueldad y más eficaz será ésta; el horror de desvestir a una virgen (una significación) y encontrar, en verdad, el palo (y quizá sea porque creemos que la realidad es significante pero lo real es palo, que nos fascina y fascina, la crueldad, a la creación)
MANDIBULARIO 29.09.13
Mandíbula es, en "El
Eunuco" de Terencio, un parásito.
Él mismo refiriéndose en lo que precede a necios, normalmente, con poder, siempre, lo define así:
"[...] dicen que tal, yo lo aplaudo; dicen no cual, también aplaudo;
ellos que negro, yo negro; ahora que blanco, pues yo blanco"
Posteriormente, Mandíbula, ensalza la rentabilidad ética de su posicionamiento y propone:
"Voy a fundar una secta, a ver si fuera posible, que al igual que las escuelas de filósofos se llaman platónicas o socráticas en recuerdo de quienes las fundaron, los parásitos lleguen a llamarse, en recuerdo de mí, "mandibularios"
Una de las múltiples formas de manifestarse se los "mandibularios" es la exaltación expresiva de la jerga iniciática del patrón (por ejemplo, económico, político, tecnológico...o filosófico)
Cuando se encuentran entre ellos y despliegan su plumífero lenguaje (preferentemente antes los otros que sólo usan las plumas para protegerse de la intemperie) lo que manifiestan no es nada que conforme, comprenda o cambie el mundo, sino simplemente su adscripción parasitaria al patrón al que rinden pleitesía (del mismo modo que, conviene no olvidarlo, cuanto un ornitólogo habla de un pato, no habla de patos sino de ornitología...al pato no le hace falta saber de ornitología para seguir siendo un pato)
Hay, por supuesto, otras formas de ser mandibulario, pero ésta trituradora de presente (en nombre de la actualidad) llamada Facebook (que olvida, como Dios, aquello de que quien todo lo ve carece de juicio) puede sentirse ofendida si hablo de las mil y una maneras de remangarse, y mostrarle, al que da y con gusto, las posaderas.
Él mismo refiriéndose en lo que precede a necios, normalmente, con poder, siempre, lo define así:
"[...] dicen que tal, yo lo aplaudo; dicen no cual, también aplaudo;
ellos que negro, yo negro; ahora que blanco, pues yo blanco"
Posteriormente, Mandíbula, ensalza la rentabilidad ética de su posicionamiento y propone:
"Voy a fundar una secta, a ver si fuera posible, que al igual que las escuelas de filósofos se llaman platónicas o socráticas en recuerdo de quienes las fundaron, los parásitos lleguen a llamarse, en recuerdo de mí, "mandibularios"
Una de las múltiples formas de manifestarse se los "mandibularios" es la exaltación expresiva de la jerga iniciática del patrón (por ejemplo, económico, político, tecnológico...o filosófico)
Cuando se encuentran entre ellos y despliegan su plumífero lenguaje (preferentemente antes los otros que sólo usan las plumas para protegerse de la intemperie) lo que manifiestan no es nada que conforme, comprenda o cambie el mundo, sino simplemente su adscripción parasitaria al patrón al que rinden pleitesía (del mismo modo que, conviene no olvidarlo, cuanto un ornitólogo habla de un pato, no habla de patos sino de ornitología...al pato no le hace falta saber de ornitología para seguir siendo un pato)
Hay, por supuesto, otras formas de ser mandibulario, pero ésta trituradora de presente (en nombre de la actualidad) llamada Facebook (que olvida, como Dios, aquello de que quien todo lo ve carece de juicio) puede sentirse ofendida si hablo de las mil y una maneras de remangarse, y mostrarle, al que da y con gusto, las posaderas.